Estimada Olga:
Me animo a dirigirte estas palabras después de haber recibido la noticia de que no has logrado el Rectorado de la Universidad de La Laguna al que optabas frente a D. Antonio Martinón.
A pesar de ser estudiante en este año de la ULL y tener dos hijos cursando diferentes estudios en ella, no tenia el gusto de saber de tí hasta que a mis oídos llegaron las noticias de las elecciones universitarias para la elección de Rector.
Mis múltiples responsabilidades no me dejaron mucho tiempo para interesarme especialmente por las diferentes candidaturas y los distintos proyectos que de ellas pudieran llevarse a cabo. Por medio de una profesional universitaria de la ULL y hablando de este tema, pareció entenderse que entre las diferentes candidaturas sólo tu manifestabas, aunque solo en el ámbito privado, una profesión católica y adhesión a la moral y doctrina de la Iglesia.
Tengo claro que este planteamiento va contracorriente, pero los estudiantes católicos y los miembros de la ULL católicos seguro desearían ver reflejados los principios de moral y costumbres cristianos en el gobierno y administración de la ULL.
Cuando pregunté a mi hija por la campaña y por la información que de los candidatos llegaba a los estudiantes, me comentó que entre los estudiantes de la facultad de filología parecías como candidata de opción política afín a “Podemos”. Eso me dejó sorprendido, no por la opción en sí, sino por la desinformación completa de los estudiantes.
Algo debemos cambiar Olga. Si no sentimos el orgullo de la profesión de fe de nuestros mayores, si no ponemos por delante nuestros valores y fundamentos cristianos, quizás al final nos encontramos con lo que nos merecemos.
Hay algún sindicato estudiantil universitario que está siendo perseguido, difamado y atropellado en la ULL por su clara adhesión católica. Estos, que son nuestros hijos, orgullosos de la fe de sus padres que ellos libremente profesan, no encuentran el apoyo de profesores y catedráticos, salvo excepciones, que les apoyen y fortalezcan con el ejemplo sus convicciones. No porque no los haya, pues la amplia mayoría del profesorado y alumnado en otros ámbitos se confiesa libremente católico, sino porque parece que la Universidad tiene ese prejuicio izquierdista que amedrenta y acobarda a la amplia mayoría tan perseguida y atropellada en historia.
Lamento personalmente que no seas la nueva rectora pero espero que el nuevo rector, al cual no tengo el gusto de conocer, sea Rector de todos.
Este católico, hijo de católicos, padre de católicos, hermano de católicos, nieto de católicos, y amigo de todos los que lo son de la Verdad, te desea la mejor de las dichas.